Esta tarde fue en cierta forma mágica, en cierta forma un delirio que acompaña al hastío, el calor, y los cortes de suministro eléctrico que tan corrientes nos resultarán en algunos lustros...
Daba miedo salir a la calle, sufrir la diferencia de más de veinte grados entre el interior y el infierno. Encargué a alguien que salía un bocadillo de cualquier cosa con roquefort y comí tranquilamente a su oportuno regreso. La filogenia es una minuciosa tortura. Después de una forzada sobremesa, habitada desde fuera, desde la diversión ajena del observador que marca posiciones y pautas de acción fija con sus no-semejantes, salí al servicio.
Caminando de vuelta hacia nuestro habitáculo, me sentí bruscamente impelido en mitad del hall a girar la cabeza hacia la izquierda. Debo hacer constar que esto es raro en mí, ya que lo normal es verme mirando al suelo. Mis ojos se clavaron en otros ojos, una chica estaba sentada en un banco junto a la pared, uno de los grupos que acaban de salir de un examen. Tengo la costumbre de mirar a la gente sin verla, de difuminar los rostros en la multitud. No sucedió así: ella levantó la vista al mismo tiempo. Extraños azares, fue como si también estuviese mirando dentro de mí. Creo que no poseía en sí nada especial o llamativo a primera vista, tal vez me recordase a otra persona. Simplemente me giré y, sin pensar, me quedé bloqueado por una vaga sensación interrogante. Quién era esa persona que tenía delante, al alcance de mis manos, a tiro de piedra verbal. Me detuve, sostuve la mirada durante unos instantes. Acto seguido proseguí mi camino, olvidándola. Uno aprende, con el tiempo, a no poder conocer a todo aquel con que se cruza.
Seguimos charlando en nuestro pequeño salón social. Llegó Tania de la calle, y comentó que alguien se había desmayado en el hall. ¿No será Cristina, que acaba de salir?, preguntamos casi en broma. Pues no me he fijado, lo cierto es que llevaba una camiseta... Salieron ella y Ana. Volvieron con cierto histerismo diciendo que despejásemos la habitación, que iban a traer a la accidentada aquí que se está más fresco.
Entraron y sus amigos la tumbaron en el sofá con las piernas elevadas. Tuve un escalofrío cuando vi su cara: era ella.
Pasamos un rato agradable mientras se recuperaba. Tomó algo, se desmayó cada vez que intentó levantarse. Finalmente la acercaron hasta un coche y desaparecieron.
Tal vez hago un castillo de un grano de arena, pero me cuesta pensar que no volveré a saber nada de aquella gente. Especialmente de ella. Ni su nombre, ni si está bien... (ni si era capaz de ver elefantes bajo las boas, por qué no).
Sórdido incidente metafórico. Ustedes me disculpan lo estúpido de la anécdota, pero siento realmente que es siempre lo mismo, una y otra vez hasta el infinito. Matizo: hay horas que duran meses, y viceversa.
clave para cronopios:
" Aullemos, dijo el ***** al pasar por Tarfia ** "
Bernardo Soares:(Libro del Desasosiego)
Toda la amargura retardada de mi vida se despoja, ante mis ojos sin sensación, del traje de alegría natural de que se sirve en los azares prolongados de cada día. Compruebo que, unas veces alegre, otras contento, estoy siempre triste. Y lo que en mí comprueba esto está detrás de mí, como apoyándose sobre aquel que de mí está recostado en la ventana, y, por encima de mis hombros, o hasta mi cabeza, observa, con ojos más íntimos que los míos, la lluvia lenta, un poco ondulada ya, que afiligrana de movimiento el aire pardo y malo.
Abandonar todos los deberes, incluso los que no nos exigen, repudiar todos los hogares, incluso los que no fueron nuestros, vivir de lo impreciso y del vestigio, entre grandes púrpuras de locura, y encajes falsos de majestadoes soñadas... Ser algo que no sienta el peso de la lluvia exterior, ni la congoja del vacio íntimo... Errar sin alma ni pensamiento, sensación en sí-misma, por caminos bordeando montañas, por valles sumidos entre laderas empinadas, lejano, inmerso y fatal... Perderse entre paisajes como cuadros. No-ser a lo lejos y en colores...
Un soplo suave de viento, que por detrás de la ventana no siento, rasga en desniveles aéreos la caída rectilínea de la lluvia. Clarea alguna parte del cielo que no veo. Lo noto porque, por detrás de los cristales medio-limpios de la ventana próxima, ya veo vagamente el calendario que hasta ahora no veía allá dentro, en la pared.
Olvido. No veo, sin pensar.
Cesa la lluvia, y de ella queda, por un instante, un calabobos de mínimos diamantes, como si, en las alturas, algo parecido a una gran toalla se sacudiera azulmente de esas migajitas. Se siente que una parte del cielo ya se ha abierto. Se ve, a través de la ventana próxima, el calendario más nítidamente. Tiene una cara de mujer, y el resto es fácil porque lo reconozco, y la pasta dentrífica es la más conocida de todas.
Pequeño calamar peregrinará al festival de Ortigueira. ¿Alguien se apunta?...
Ortigueira es un país mágico. Está suspendido, fuera del tiempo. El año pasado tomé la decisión la tarde de antes, me subí al autobús, tren desde Ferrol... Al salir de un túnel estábamos rodeados de niebla, en un lugar perdido en mitad del atlántico, a medio camino entre Escocia, Bretaña y Galiza... El bosque de la acampada era irreal. No aparentaba albergar miles de personas. Desde la playa todo parecía desierto, bajo el cielo plomizo, como recién hecho. Hasta que comenzaba a expandirse un alarido gutural, en oleadas, consigna de guerra. La música celta perpetuándose a pesar de la MTV. Beber y bailar hasta el éxtasis. Ambiente amigable, allí uno no se siente extraño. Ver a un grupo de desconocidos incapaces de entenderse mediante palabras dialogar dulcemente con sus instrumentos. Tenderte en un prao con un bocata de chorizo y una cerveza, y no tener prisa porque seguirán tocando y el de la gaita se anima. Descubrí que uno nunca viaja solo, y al mismo tiempo que uno está permanentemente rodeado de desconocidos.
El peligro no existe para los calamares de las profundidades. Sus cambios de color expresan emociones complejas. Pero no pueden tener miedo. Son curiosos los bípedos implumes.
Inventan sortilegios. Se hechizan mutuamente. Habitan burbujas agradables que construyen a base de masticar palabras; así tamizan la sórdida superficie por la que deambulan como buscando algo que no conocen. Invitan a otros a la periferia de sus burbujas, atándolos con lazos invisibles. Tienen pánico a darse cuenta de que están solos, y que seguirán estándolo cuando mueran.
Hay ocasiones en las que un par de palabras rituales -cuatro, para ser precisos- marcan el derrumbamiento de una de estas burbujas de endorfinas y peces de colores. Su atrofiado habitante, cual crisálida experimental, se apresurará a levantar otra coraza aún más vetusta, aunque tenga que rebuscar entre las inmundicias.
Es delicioso contemplar cómo se engañan creyendo en sus todopoderosas burbujas. A veces acaban hundiéndose a fuerza de ir bien, levantado capas y capas concéntricas entre las que terminan por no saber escapar.
Resultan sobrecogedores los especímenes que vagan desnudos, sin burbuja protectora durante un corto espacio de tiempo. Comprenden que todo es juego, toda ilusión una venda, todo compromiso un ala mojada, toda ocupación un divertimento. Se los puede sorprender caminar desilusionados, con la mirada perdida en el infinito.
Sólo entonces son capaces de darse cuenta; de desmontar la Gran Burbuja donde se hacinan. La ciudad cae en piezas, los árboles se detienen en su explosión congelada. Los edificios se convierten en un moho atrevido que apenas se distingue de la superficie de la roca. Las avenidas son caminos de hormigas atravesando un solar.
Y es entonces cuando quieren escapar. Pero la burbuja que ya han empezado a salivar los retiene de este lado.
Miren la fotografía de arriba... ¿No es adorable? ¿No tiene algo de misterioso?
¿Y si les dijera que esconde algo?
Bienvenidos al maravilloso mundo de la esteganografía. Me parece interesantísimo esconder mensajes cifrados dentro de una inocente imagen. Siempre me gustaron las novelas de espías.
El jpegx es uno de los programas más sencillos y ligeros, a la par que gratuito, que he encontrado. Claro que también bastante fácil de romper, por lo que parece: uno sólo necesita un editor hexadecimal y algo de paciencia para detectar el mensaje añadido, el cifrado es demasiado evidente. No en vano se dedican los militares a fichar matemáticos de alto nivel. A mí me encantaría tener secretos que esconder, pero más allá del morbo privado de comunicarme con alguien de una forma rebuscada (eligiendo las contraseñas de acuerdo con el calendario y una página de Rayuela, burlando a cualquier observador que ignorase que bajo una imagen trivial se esconde un poema amoroso...), pues... no encuentro en mi vida ningún secreto que mereciera ser encriptado.
Claro que uno se alarma sobremanera al leer la licencia de uso:
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# I am not a citizen, national or resident of, and am not under the control of, the government of: Cuba, Iran, Sudan, Iraq, Libya, North Korea, Syria, nor any other country to which the United States has prohibited export.
# I will not download or otherwise export or re-export the Programs, directly or indirectly, to the above mentioned countries nor to citizens, nationals or residents of those countries.
# I am not listed on the United States Department of Treasury lists of Specially Designated Nationals, Specially Designated Terrorists, and Specially Designated Narcotic Traffickers, nor am I listed on the United States Department of Commerce Table of Denial Orders.
# I will not download or otherwise export or re-export the Programs, directly or indirectly, to persons on the above mentioned lists.
# I will not use the Programs for, and will not allow the Programs to be used for, any purposes prohibited by United States law, including, without limitation, for the development, design, manufacture or production of nuclear, chemical or biological weapons of mass destruction.
¿Por qué no prohíben, de paso, el uso del Alfabeto?
...nada escapa a la mirada del Gran Calamar...
Hacia atrás no conduce, en suma, ninguna senda, ni hacia el lobo ni hacia el niño. En el principio de las cosas no hay ni sencillez ni inocencia; todo lo creado, hasta lo que parece más simple, es ya culpable, es ya complejo, ha sido arrojado al sucio torbellino del desarrollo y no puede ya, no puede nunca más nadar contra corriente. El camino hacia la inocencia, hacia lo increado, hacia Dios, no va para atrás, sino hacia adelante; no hacia el lobo o el niño, sino cada vez más hacia la culpa, cada vez más hondamente dentro de la encarnación humana. Tampoco con el suicidio, pobre loc(b)o estepario, se te saca de apuro realmente; tienes que recorrer el camino más largo, más penoso y más difícil de la humana encarnación; habrás de multiplicar todavía con frecuencia tu duplicidad; tendrás que complicar aún más tu complicación.
Perder el miedo a ir al cine solo.
Entrar en una película hablada una vez que ya había comenzado. Tener dificultades para enfocar los subtítulos: la cervecería internacional los duplicaba. La proa del barco surcando las aguas: Grecia. La niña en cubierta: las sirenas.
Siete personas (una de ellas invisible) a lo largo del Mediterráneo. La niña preguntando qué es todo. Sublime.
Se me hizo corta la película. Y el camino a casa.
(Atreverse a saltar, antes de que sea demasiado tarde...)
Llenó dos tazas. Francisca se llevó el té a los labios. Le temblaba la mano. Veía la espalda de Pedro cubierta por sus dos mochilas cuando desaparecía en el andén de la estación del Este, veía otra vez el rostro que había vuelto hacia ella un instante antes. Había querido mantener en ella esa imagen pura, pero era sólo una imagen que sacaba sus fuerzas de los latidos de su corazón, no podía bastar frente a aquella mujer de carne y hueso. En esos ojos vivos se reflejaban la faz cansada de Francisca, su perfil sin dulzura. Una voz susurraba: El ya no la quiere, no puede quererla.
-Creo que usted tiene una idea muy romántica de Labrousse - dijo Francisca abruptamente-. Sabe, él no sufre las cosas sino en la medida en que quiere sufrirlas. No le importan sino en la medida en que quiere que le importen.
Javiera hizo una mueca.
-Usted cree.
Simone de Beauvoir: La invitada.
Ese lugar existe
imagine que decide lanzarse a la búsqueda de ese lugar. ¿Tiene lazos? ¿Apego por su familia, por sus amigos? imagine que tratan de disuadirle, de retenerle de este lado, apelando a su sentido común, a que no habrá nada esperando a su regreso, a que la vida no es cómoda en los trópicos, a las cárceles tercermundistas y los traficantes de órganos, a las múltiples incomodidades derivadas de tomar algo tan serio como su futuro a la ligera, y sobre todo, apelando a que usted no dispone de un seguro de vida.
A día de hoy, y después de casi dos horas discutiendo acaloradamente en la ventana, en vísperas del examen de Inmunología, y dejando para otro momento el intrigante dilema sobre los anticuerpos del Sistema ABO de la sangre y su inverosímil relación con las bacterias intestinales, decretamos:
Los virus son de origen extraterrestre
La escena es inenarrable. Tras un sinfín de tentativas infructuosas, consiguió acceder al interior del laberinto. Consiguió distraer a las bestias, y escapar con el preciado tesoro, con la pieza que ahora esconde bajo su capa, junto a su pecho desbocado. Sabe que, llevándola consigo, no estará seguro en ninguna parte. Pero no le importa. Sintió que debía hacerlo, y no le importa lo que pase a partir de ahora. Tiene una idea de cómo le gustaría que fueran las cosas, pero sólo existe este preciso momento. Está a punto de coronar la escalera, de alcanzar el borde. El mundo exterior no existe para él. Avanza a cámara lenta, abriéndose camino entre una realidad viscosa, en medio del más sordo de los silencios...
No todo es lo que parece a primera vista. El lomo de las bestias es un tentáculo sinuoso. Los arcos que se abren a las tinieblas no terminan en la pared que pretendemos al fondo. El túnel se curva sobre sí mismo, englobando toda la escena con una lógica inaprensible. El monstruo que asoma por el arco de la escalera... su lomo no es su lomo: es alguien que lo alimenta. No es un extraño para él. La batalla decisiva todavía no se ha librado. Tiene que encontrar la manera de deshacerlo todo...
Sólo unos pasos más y todo habrá terminado. La escalera de mano espera apoyada contra el cráneo limpiamente cortado. Habrá escapado de las sombras, podrá comenzar otro ciclo...
A no ser que.
¿Por qué se pueden hacer esas preguntas?
¿Por qué no nos repugna en lo más profundo?
¿Por qué en el fondo, en nuestro lado más oscuro, deseamos que pudiéramos hacerlo así, siempre?
¿Por qué, por qué, por qué...?
(¿El messenger imita la vida, o vice-versa?)
...la sed que hemos calmado por otras bocas, el vino rojo y lechoso de donde salen las estrellas, los gusanos y las estaciones ferroviarias...
(...)
hay una sensación que viene asaltándome desde que era apenas una larva. Nunca he sabido qué era, ni cómo explicarla. Aunque antes de tener un orgasmo uno sólo podía pensar en cosquillas infinitas, para hacerse a la idea.
La sensación comienza a venir como una ligera intranquilidad, un algo que nos dice o nos avisa de que no todo está completo. Aunque existen grandes probabilidades de que hubiera comenzado a germinar mucho antes, sólo se deja intuir en forma de una pequeña disonancia, una pequeña línea de falla que pugna por avanzar. Y así poco a poco va ganando terreno sin que nos demos cuenta, y a no ser que uno encuentre una ocupación aún más absorbente, cualquier actividad con la que mantener a la cabeza alejada de la consciencia de la falla, la grieta se extiende hasta ocupar todo nuestro ser, avanza como un remolino, arrastrando cualquier pensamiento en su vorágine, haciendo que cada segundo de nuestra existencia se consagre íntegramente a la sensación. por llamarla de alguna manera.
Uno piensa distintas cosas sobre ella. Suele comenzar por manifestarse en la boca, aunque puede manifestarse en principio en cualquier extensión epidérmica. Uno piensa que tiene sed, pero descubre que no es sed de nada en concreto. Puede encontrar buenos sustitutos: la cerveza, el yogurt de limón para beber, el zumo de maracuyá o el batido de fresa muy frío pueden paliar la sensación durante un rato, o hacernos olvidarla. Pero finalmente el líquido pasa y la sensación vuelve a la carga, haciéndose aún más intensa, tal vez por seguir creciendo durante el lapso en que dejamos de percibirla.
Tampoco es hambre, demostrándose este hecho por un procedimiento similar. Guarda relación con esas veces que nos aburrimos, pero no porque no sepamos qué hacer, sino porque no tenemos ganas de hacer nada.
También existe la típica tendencia a confundirlo con el sueño, pero uno tampoco tiene ganas de dormir. Si lo intenta, sólo consigue dar vueltas y más vueltas en la cama. La piel comienza a quemar. La garganta arde. Hay muchos que fuman compulsivamente, confundiendo la sensación con el síndrome de abstinencia. Otras veces pudiera uno pensar que lo que aguardan los labios es el contacto con otros labios, besar o ser besados, dejarse acariciar, desear un contacto que fuera algo más que roce epidérmico, que alcanzase la doble conciencia cómplice de una caricia que se trasciende a sí misma. Tampoco es eso.
Afortunadamente el desasosigo, la sensación, termina por desvanecerse por sí sola, sin que seamos conscientes del momento preciso en que lo hace, de la misma manera que nunca podemos saber cuándo nos quedamos dormidos, del mismo modo en que sólo recordamos vagamente el dolor, la pena o la ira cuando despertamos completamente recuperados: sólo podemos agarrarnos al recuerdo confuso, a la palabra vacía que acuñamos para dotar de realidad y duración a ese instante terrible. En muy contadas ocasiones, los síntomas continúan creciendo hasta una opresión en el pecho insoportable, una presión horrible en las cuencas de los ojos, un aguijón terrible que succiona la propia consciencia de estar vivo. Pero esto sólo pasa en muy contadas ocasiones.
Lo peor es es una opinión extendida el que mejora bastante con una cocacola. No te devuelve la felicidad: pero es roja, tiene azúcar y está fresquita. Se siente uno hermanado con el género humano al comprender, después de todo su padecimiento, que centenares de personas en el mundo se alivian en el mismo instante con la medicina universal.
Estaba muy sorprendido, a él también Pedro le parecía tan lleno, tan duro, tan perfectamente encerrado en sí mismo; no podía imaginar ninguna fisura por donde pudiera filtrarse la inquietud. Y, sin embargo, ¿Javiera había rajado esa tranquilidad? ¿O no había hecho más que revelar una rajadura imperceptible?
-Se lo he dicho a menudo, si Pedro ha puesto tanto en el teatro, en el arte en general, es por una especie de decisión -dijo Francisca-. Y una decisión, cuando uno comienza a interrogarse, es siempre turbadora -sonrió-. Javiera es un signo de interrogación viviente.
-Sin embargo, se ha obstinado mucho en eso -dijo Gerbert.
-Razón de más. Le excita que le hagan frente, afirmando que da lo mismo tomarse un café con leche que escribir Julio César.
Francisca sintió el corazón oprimido. ¿Podía afirmar seriamente que durante todos estos años Pedro nunca se había sentido cruzado por una duda? ¿O es que simplemente ella no había querido preocuparse?
-¿Usted qué piensa? - dijo Gerbert.
-¿Respecto a qué?
-Respecto a la importancia de los cafés con leche.
-¡Oh, yo! -dijo Francisca; recordó una cierta sonrisa de Javiera-. A mí me importa tanto ser feliz - dijo con desdén.
-No veo la relación - dijo Gerbert.
-Es cansado interrogarse. Es peligroso.
En el fondo se parecía a Isabel; de una vez por todas había hecho un acto de fe y descansaba tranquilamente sobre las evidencias pasadas. Habría debido volver a estudiarlo todo desde el principio, pero eso requeriría una fuerza sobrehumana.
-Y usted -dijo- ¿qué piensa?
-¿Yo? Depende - Sonrió-. Según se tenga ganas de beber o de escribir.
Simone de Beauvoir: La invitada
138.
También en la vigilia actuamos igual que cuando soñamos: primero inventamos y fingimos al hombre con quien tratamos - y enseguida lo olvidamos.
140.
Consejo en forma de enigma: - "Para que el lazo no se rompa, es necesario que primero lo muerdas".
175.
En última instancia lo que amamos es nuestro deseo, no lo deseado.
185.
"Me desagrada" -¿Por qué? -"No estoy a su altura" - ¿Ha respondido así alguna vez alguien?
En presencia de Zaratustra elogiaba a un sabio, destacado por su erudición al hablar del sueño y de la virtud, por lo que lo habían cubierto de honores y recompensas. Alrededor de la magistral cátedra de este sabio se agrupaba toda la juventud. Zaratustra se unió a los jóvenes y se sentó cerca del sitial del maestro.
Y éste habló así:
Lo primero de todo es honrar el sueño y respetarlo. Huir de cuantos duermen mal y se despiertan en la noche. Frente al sueño, hasta el ladrón siente vergüenza. En la noche se desliza con callados pasos. En cambio, el trasnochador es imprudente y hace sonar su cuerno con descaro.
Saber dormir no es poca cosa. Es preciso saber estar despierto todo el día para poder dormir bien. Diez veces debes vencerte a ti mismo en el transcurso del día; es la señal de un verdadero cansancio y un opio para el alma. Diez veces debes reconciliarte contigo mismo, porque, si amargo es vencerse a uno mismo, el que no se reconcilia duerme mal. Diez verdades te es preciso hallar durante el día; pues si no lo haces buscarás verdades en la noche y tu alma permanecerá hambrienta. Diez veces te es preciso reír y estar gozoso durante el día; de otra manera, serás turbado en la noche por tu estómago, padre de la angustia. Pocas gentes conocen esto: que es preciso poseer todas las virtudes para dormir bien.
¿Levantaría un falso testimonio? ¿Cometería un adulterio? ¿Codiciaría la sirviente de mi prójimo? Todo esto se conciliaría mal con un buen sueño. Además de poseer todas las virtudes, es preciso tener presente esto: hay que enviar a dormir, en el momento oportuno, a las mismas virtudes. ¡No es necesario que riñan entre ellas las gentiles jovencitas! ¡Y sobre todo, por tu causa, desdichado! El buen sueño quiere paz con Dios y con el prójimo. Y, además, paz con el diablo del vecino. De otro modo te visitará de noche. ¡Honor y obediencia a la autoridad, incluso a la autoridad claudicante! Así lo impone el buen sueño. ¿Acaso es culpa mía que al poder el guste andar con piernas cojas? Quien lleva a pacer sus ovejas a la verde pradera, siempre será para mí el mejor pastor: así lo quiere el buen sueño. No pretendo ni muchos honores ni grandes tesoros: esto provoca demasiada bilis. Pero se duerme mal sin una buena fama y un pequeño tesoro. Prefiero recibir a una sociedad reducida que a una sociedad perversa: con todo, es preciso que lleguen y se marchen en el momento oportuno: así lo exige el buen sueño. También me placen los pobres de espíritu: aceleran el sueño. Son dichosos, sobre todo cuando se les da siempre la razón. El día se desliza así para los virtuosos. Cuando llega la noche mucho me guardo de llamar al sueño. A él que es el señor de las virtudes no le gusta que lo llamen. Pero medito en lo que he dicho y he pensado durante el día. Mientras rumio mis pensamientos con la paciente mansedumbre de una vaca me pregunto a mi mismo: ¿cuáles fueron hoy tus diez victorias sobre ti mismo? ¿Y cuáles fueron las diez reconciliaciones y las diez verdades y las diez explosiones de risa con que se ha regalado tu corazón? Considerando esto, mecido por cuarenta pensamientos, repentinamente se apodera de mí el sueño, el sueño que yo no he llamado, el señor de las virtudes. El sueño me llama sobre los ojos y mis párpados me pesan. El sueño me toca la boca y mi boca queda abierta. En verdad, el ladrón que yo prefiero se desliza en mi con ligeros pasos, me roba mis pensamientos. Yo permanezco en pie completamente estúpido como este pupitre. Pero no permanezco en pie mucho tiempo cuando ya me acuesto.
Cuando Zaratustra oyó hablar así al sabio, se echó a reír en su corazón: porque una luz había nacido en él. Y habló así a su corazón:
«Este sabio me parece loco con sus cuarenta pensamientos; pero creo que entiende bien el sueño. ¡Dichoso el que habite cerca de este sabio! Tal sueño es contagioso aun a través de un espeso muro. Hasta de su sillón de maestro se desprende un encanto. No en vano los jóvenes estaban sentados a los pies del predicador de la virtud. Velar para dormir, dice su sabiduría. Y, en verdad, si la vida no tuviera sentido y si yo debiera escoger un sin sentido, este sin sentido me parecería el más digno de mi elección. Ahora comprendo lo que antaño se buscaba, sobre todo cuando se buscaban maestros de la virtud. ¡Lo que se buscaba era un buen sueño y virtudes coronadas por adormideras! La sabiduría era el sueño sin ensueños para todos estos sabios del púlpito tan alabados. No conocían mejor sentido de la vida. Aún en nuestros días hay muchos que se semejan a este predicador de la virtud y no siempre son tan honrados como él; pero ha pasado su época. No estarán mucho tiempo en pie cuando ya estarán acostados. Bienaventurados los adormilados, porque ellos se dormirán en seguida.»
Así habló Zaratustra.
Esta madrugada los tentáculos del gran calamar que todo lo ve interceptaron el siguiente sueño:
Varón insemina mujer concentrando extáticamente dentro de sí gran parte del contingente energético del universo. Horas más tarde, mientras anochece, mujer se acerca a hombre con unas seis o siete ramitas en la mano (juraría que se trataba de Parietaria judaica, o tal vez no era más que Ruscus aculeatus). Estupor del hombre al ver lo que había hecho, al medir las consecuencias de sus actos. Ella dice: he aquí el fruto de nuestro amor. Tiene la cara de una compañera del colegio. Él piensa, incómodo: ¿hicimos lo que hicimos... para esto? Bien podrías haberme traído, por lo menos, un roble.
No comments.
No te puedes creer lo q acabo de ver en una jam session. Un calamar!!!
Señales!!
Sender:
Doc. Mushroom
+34635XXXXXX
Sent:
11-June-2004
02:20:27
...Oportunas noticias desde el centro del Reino. El viento está virando a favor. Estén alertas, por si acaso. Miren a su alrededor antes de dormir...
Buenas noches desde las profundidades abisales.
The sewers belch me up
The heavens spit me out
From ethers tragic I am born again
And now I'm with you now
Inside your world of wow
To move in desires made of deadly pretends
Till the end times begin
Is it bright where you are
Have the people changed
Does it make you happy you're so strange
And in your darkest hour, I hold secrets flame
You can watch the world devoured in it's pain
Strange
Climb my ribcage to
The replays run for you
Unhook my lights to peek behind the flash
For I am crystal chrome
I am shatter dome
I am kremlin king of angels avenged
To destroy the end
Is it bright where you are
Have the people changed
Does it make you happy you're so strange
And in your darkest hour, I hold secrets flame
You can watch the world devoured in it's pain
The zeppelins rain upon us
The guns of love disastrous
A shadow lies amongst you
To defy the future cast
Is it bright where you are
Have the people changed
Does it make you happy you're so strange
And in your darkest hour, I hold secrets flame
You can watch the world devoured in it's pain
Strange
Strange
Mmm ahora que lo pienso...
¿A quién se le ocurrió la simpleza de que la pastilla roja fuera la que era de color rojo, y la azul la otra?
(con todo lo que ello conlleva...)
Últimamente me suceden cosas muy extrañas. Hace unas semanas (un fatídico día, de la subespecie de días fatídicos imposibles de percibir desde la miopía del que anda viviendo a ras del suelo, sin levantar las narices del tiempo pastoso) iba hablando con un amigo sobre la estrategia del ajedrez... cuando, cruzando un paso de cebra, pasó un niño con un tablero bajo el brazo. Añadir que eran unas horas medianamente intempestivas. Me quedé frío.
Ayer, hablando con alguien, al borde del colapso, por alguna extraña asociación de ideas, mencioné Requiem for a Dream. Las circunstancias que la rodean me traen un sabor intenso. Se la acababa de bajar.
Azar. Claro.
Aunque no sé qué pensar...
(no es cuestión de creer o de no creer... tan sólo de jugar a creer)
para cerrar mi obsesión con este libro, otra reseña molto interesante a mi juicio. Cuando van a pedirle un don al mago, éste les pide algo a cambio. Interesante moraleja para enseñarle a un niño... Me llaman la atención las razones que cada uno da.
-¿Por qué tendría que hacer esto por tí? -preguntó Oz.
-Porque tú eres fuerte y yo soy débil; porque tú eres un Gran Mago y yo soy sólo una niñita desvalida.
-¿Por qué tendría que hacer eso por tí? -preguntó la Dama.
-Porque eres sabia y poderosa, y nadie más puede ayudarme - respondió el Espantapájaros.
-¿Por qué habría de hacerlo? - preguntó la Fiera.
-Porque yo lo pido, y sólo tú puedes conceder mi petición -contestó el Leñador.
-¿Por qué habría yo de darte valentía? - preguntó Oz.
-Porque de todos los Magos tú eres el más grande, y el único con poder para cumplir mi deseo -contestó el León.
..............¡atajo de pelotas!... El Leñador es el único que conserva algo de dignidad...
No sé si Frank Baum se arrepentiría hoy de lo que escribió en 1900, ese cuento "con la sola intención de complacer a los niños de hoy", que "aspiraba a ser un cuento de hadas modernizado, en el que se mantiene la alegría y la fantasía y se suprimen las penas y las pesadillas". Complacer en exceso a los niños, mantenerlos alejados de las pesadillas tal vez contribuya a crear una raza de monstruos, uns Monos Alados Incontrolables. Por mi parte nunca comprendí la obstinada distancia de la niñita aquella encantadora pero con el espíritu de aventura de una acelga en lata, su obsesivo interés en volver a Kansas con tía Emma, a toda costa... Tampoco aclaré mis sentimientos hacia el Farsante (un hombre bueno, pero sobre todo un Mal Mago...).
Lo que sí tengo claro después de leerlo ahora es que, como otros tantos, no es un libro para niños. Escarbando un poco, afloran significados bastante curiosos...
Siempre nos quedará la Ciudad Esmeralda, incluso cuando llevemos días caminando en dirección contraria sin saberlo... Siempre tendremos que librar la cruzada contra la bruja del Oeste, que esclaviza a todo el que cae en sus manos para que trabaje para ella (y claro, la del Este ya cayó hace tiempo...)
Aventuras aparte, me sigue intrigando el Mago. Les propongo un juego: observen un detalle. Se presenta ante los cuatro amigos bajo formas sucesivamente distintas: Una Gran Cabeza, una Hermosa Dama, una Temible Fiera y una Bola de Fuego. ¿Qué es lo que quiere cada uno? El león ser fiera, el espantapájaro sesos para su cabeza, el leñador sentir fuego en su pecho... ¿Y Dorothy? No me trago que quiera volver a casa de sus tíos... Ella, como Alicia, quiere convertirse en una Bella y Poderosa Dama (ver tabla más abajo)...
Tercer paso: ¿Qué es lo que teme cada uno de ellos? ¿A qué se tienen que enfrentar? El espantapájaros, es obvio que teme al fuego. La niña, si no hubiera estado protegida por el leñador y el hombre de pájaro, hubiera manifestado su temor por la fiera. El leñador de hojalata se excusa en su carencia coronaria (no deja de ser apabullante la historia de cómo un humano se transforma poco a poco en un cyborg oxidado) para ocultar su pavor a encontrarse con su dama. Y tal vez, entonces, el falso cobarde, el más cobarde de todos ellos (que tal vez sean uno sólo) por exigírsele lo que de su condición se espera, sólo tenga miedo a ser consciente de sus pensamientos, a darse cuenta de que su preciada cobardía sólo es producto de su cabeza.
Cuatro personajes, tres atributos. El mago se les presentó a cada uno de forma que no se encontrasen con lo que temen, pero tampoco con lo que desean. ¿Cuál es la permutación que resta? Tal vez, aquello que en el fondo, son...
... | recibe | aspira | teme | ¿es? |
---|---|---|---|---|
NIÑA | Cabeza | Dama | Fiera | w |
ESPANTAPÁJAROS | Dama | Cabeza | fuego | x |
LEÑADOR | Fiera | Fuego | dama | y |
LEÓN | Fuego | Fiera | Cabeza | z |
El leñador es la cabeza, el espantapájaros la fiera, y la niña el fuego, tal como demuestran a lo largo de sus correrías... y ¡el león, lla dama!... Esto último no me cuadraba mucho, pero después de revisar mis razonamientos, la actuación del actor, manifiestamente amanerado, me dio una pista: son las leonas las reinas de la sabana. Los leones se quedan tumbados a la sombra...
Grandes asuntos que desvelan la neurona gigante del calamar en su fosa:
¿Por qué un programa tan extendido como el msn-messenger sólo tiene SIETE estados? (y aún peor, sólo esos...)
¿Por qué hay DOS polos, DOS signos, DOS sexos, DOS caminos que elegir?
...¿Se trata de una conspiración? Seguiremos investigando...
Deliciosas ocupaciones:
de tiempo en tiempo, dedicarse a reordenar los contactos del messenger. es increíble cómo los grupos creados con todo el sentido del mundo van evolucionando, mutando, resultando insuficientes. Es tan sencillo entonces arrastrar el iconito, banearlo, mandarlo a hacer gárgaras, o simplemente reubicarlo, exiliarlo del grupo predilecto, el grupo artificioso, rebajarlo en la escala social, entremezclarlo en el montón de los nombres que comienzan a palidecer y a resecarse, hasta diluirse por el sumidero del olvido.
Sólo dos observaciones sobre este estúpido pasatiempo: uno tarda mucho más en ingresar en el grupo de los elegidos que en salir de él. Y, por otra parte, ciertos muñequitos no se mueven, nunca.
'cause some things never change...
Nadie puede dudar de que las cosas recaen. Un señor se enferma y de golpe un miércoles recae. Un lápiz en la mesa recae seguido. Las mujeres, cómo recaen. Teóricamente a nada o a nadie se le ocurriría recaer pero lo mismo está sujeto, sobre todo porque recae sin conciencia, recae como si nunca antes. Un jazmín para dar un ejemplo perfumado. A esa blancura, ¿de dónde le viene su penosa amistad con el amarillo?. El mero permanecer ya es recaída: el jazmín, entonces. Y no hablemos de las palabras, esas recayentes deplorables, ni de los buñuelos fríos, que son la recaída clavada.
Contra lo que pasa, se impone pacientemente la rehabilitación. En lo más recaído hay algo que siempre pugna por rehabilitarse, en el hongo pisoteado, en el reloj sin cuerda, en los poemas de Pérez, en Pérez. Todo recayente tiene ya en sí un rehabilitante pero el problema, para nosotros los que pensamos nuestra vida, es confuso y casi infinito. Un caracol segrega y una nube aspira; seguramente recaerán, pero una compensación ajena a ellos los rehabilita, los hace treparse poco a poco a lo mejor de si mismos antes de la recaída inevitable. Pero nosotros, tía, ¿cómo haremos? ¿Cómo nos daremos cuenta de que hemos recaído si por la mañana estamos tan bien, tan café con leche, y no podemos medir hasta donde hemos recaído en el sueño o en la ducha?. Y si sospechamos lo recadente de nuestro estado, ¿cómo nos rehabilitaremos? Hay quienes recaen al llegar a la cima de una montaña, al terminar su obra maestra, al afeitarse sin un solo tajito. No toda recaída va de arriba abajo, porque arriba y abajo no quieren decir gran cosa cuando ya no se sabe donde se está. Probablemente Icaro creía tocar el cielo cuando se hundió en el mar epónimo, y Dios te libre de una zambullida tan mal preparada. Tía, ¿cómo nos rehabilitaremos?
Hay quien ha sostenido que la rehabilitación sólo es posible alterándose, pero olvidó que toda recaída es una desalteración, una vuelta al barro de la culpa. Somos lo más que somos porque nos alteramos, salimos del barro en busca de la felicidad y la conciencia y los pies limpios. Un recayente es entonces un desalterante, de donde se sigue que nadie se rehabilita sin alterarse. Pero pretender la rehabilitación alterándose es una triste redundancia: nuestra condición es la recaída y la desalteración, y a mi me parece que un recayente debería rehabilitarse de otra manera, que por lo demás ignoro. No solamente ignoro eso sino que jamás he sabido en qué momento mi tía o yo recaemos. ¿Cómo rehabilitarnos entonces, si a lo mejor no hemos recaído todavía y la rehabilitación nos encuentra ya rehabilitados? Tía, ¿no será esa la respuesta ahora que lo pienso? Hagamos una cosa: usted se rehabilita y yo la observo varios días seguidos, digamos una rehabilitación continua, usted está todo el tiempo rehabilitándose y yo la observo. O al revés, si prefiere, pero a mí me gustaría que empezara b>usted, porque soy modesto y buen observador. De esa manera si yo recaigo en los intervalos de mi rehabilitación, mientras que usted no le da tiempo a la recaída y se rehabilita como en un cine continuado, al cabo de poco nuestra diferencia será enorme, usted estará tan por encima que dará gusto. Entonces yo sabré que el sistema ha funcionado y empezaré a rehabilitarme furiosamente, pondré el despertador a las tres de la mañana, suspenderé mi vida conyugal y las demás recaídas que conozco
para que sólo queden las que no conozco, y a lo mejor poco a poco un día estaremos otra vez juntos, tía,y será tan hermoso decir: "Ahora nos vamos al centro y nos compramos un helado, el mío todo de frutilla y el de usted con chocolate y un bizcochito."
Julio Cortázar: La Vuelta al Día en Ochenta Mundos
Tentáculos que succionan, que grisean. Hay que huir, lejos, lejos...
¿No es deliciosa una grabación que comienza con lo que para el resto de los mortales es un final?
...deambular por las calles con la extraña certeza de que ya estuvimos aquí antes, obedecer los estúpidos rituales que nos impelen a cruzar de acera, a llegar al edificio rojo hasta por cuatro calles paralelas según el estado de ánimo, y por supuesto en algunas épocas volver por un lugar distinto... Percibir las invisibles señales propicias para, un día tan bueno como los demás otros, volver a hollar un sendero abandonado...
Resbalar por la calle Tarfia, la misma que hace dos años abandonamos por resultar demasiado dolorosa, la misma que en invierno se torna escurridiza por las algas. Encontrar en el suelo, aproximadamente en el mismo lugar que la otra vez, una tórtola turca...
Si todos los años mueren pájaros en los mismos lugares, no es de extrañar que las cosechas humanas tiendan a repetir las más recónditas virtudes. El ciclo temporal es simple. La termodinámica, implacable. Los engranajes funcionan, silenciosos. Y conservamos la ilusión de libertad.
(aunque a veces, de repente, tengamos la sensación de que han cambiado algo... forma parte del espectáculo)
Maravillas de los pronombres: hay veces que la ecuación nosotros = tu + yo se convierte en inexacta por trascender la mera suma. En otras ocasiones, aparece un punto de inflexión en la curva, mutando la función a otra de la misma familia - el nos-otros se transforma en vos-otros + yo, es decir, tu + ellos + yo.
La vida es como una tortilla de patatas:
por mucho cuidado que le pongas, nunca sabes si te quedarás sólo con media al darle la vuelta. Además, nunca sabes si a todos va a gustarle el pimiento.
PS: Estoy orgullosísimo de Mi Primera Tortilla Cuajada.
PS2: Larga vida a los Monty Python
PS2': TOdavía estoy borracho...
Parece que fue ayer cuando vinimos por primera vez, pero hace ya un año. Un año que se cierra (y ahora más que nunca), un año que se ha ido dejándonos más o menos en el mismo lugar (o no... eso sólo el tiempo lo dirá... emocionalmente parece que sí, al menos... nada dura, siempre volvemos al punto de partida, a descubrir con pesar el vacío...)
Afortunadamente tenemos el Birrafolk
Conquistamos el castillo. Descendimos a las mazmorras, donde seguimos ingiriendo el zumo de cebada.
...
aun a riesgo de nuestra vida
¿qué otra cerveza podíamos beber? Affligem...
transportados a otro tiempo, peleamos
y ocupamos la cama de la duquesa
sólo nos ganó la tristeza
cuando comenzó a anochecer...
Esta noche, cuando llegaba a mi humilde morada después de un intenso día de zombificación (los días que vemos amanecer sin haber dormido son días extraños, días blandos, estridentes, de una plasticidad viscosa), una señora bien vestida, maquillada y con zapatos de tacón, me hizo señas para que la ayudara.
Me dirigí diligente hacia ella se le habrá pinchado una rueda, confundiéndola con una vecina del bloque. Conforme acortaba distancia y ella explicaba en qué consistiría mi ayuda, fui reconociendo lo desconocido de su cara y lo inverosímil de la situación.
Se había caído un guacharrillo del tejado. Aleteó, y se refugió bajo un escalón al mismo tiempo yo recordaba la escena: el pollo de gorrión caído que acogimos mi hermana y yo en casa, pese a las advertencias de los adultos de que sufriríamos, que no tenía salvación. Era fácil entonces: chico heroico rescata gorrión bajo un coche. Pero no. Traté de alimentarlo con miguitas de pan sopado en leche. Intentando huir de quien iba a recogerlo, el precoz y asustado aprendiz de plumífero trastabilleó hasta caer por el *suaridindolo* o algo asi, el qué, el suaridindolo, qué, suaridin..., ah, comprendí, boca de alcantarilla. Y claro, entonces la historia es que entre los dos más claramente, que yo me dejaría la espalda en vano levantaríamos la reja criaríamos al huérfano polluelo, hasta que estuviese recobrado. Pobre pájaro, que no puede salir al día siguiente me desperté temprano, antes de que amaneciera, y bajé al salón. Allí, junto a la chimenea, el guacharro no se movía. Miro a mi alrededor ecos de leyendas urbanas de cómplices y atracadores a plena luz del día, en el fondo quiere algo distinto pero no, despide candor y preocupación a la legua, finalmente me agacho y tiro no respiraba. La reja de la alcantarilla ni siquiera se mueve. Nada se agita entre la hojarasca las migas de pan lo habían ahogado.
Aquella mujer en sus treinta sufría verdaderamente. Cuando vio que no había nada qué hacer, reflexionó en voz alta, y a quién podríamos llamar para que vinieran a liberarlo, a los del ayuntamiento supongo, deben de tener una palanca para levantar la reja cuando se atasca, ay, sí, deberíamos llamar, tú vives aquí, sí, hay que llamarlos, pobre, no puede salir, qué penita, pero, añado, no creo que vengan por un pájaro, les podemos decir que se ha caído algo, sí, acepto, todavía perplejo.
Entonces, tú los llamas mañana por la mañana, ¿te acordarás?, Seguro, le dije, tranquilizándola. Aquella mujer no estaba loca lo pensé, simplemente era víctima de un grandísimo sentimiento de Amor Universal y una hipersensibilización debida a los Grandes Documentales ¿Cómo habría reaccionado si se hubiese encontrado un yonqui tendido en el asfalto?. Gracias, muchacho, de nada, vaya usted con Dios, señora, que mañana el pájaro volará libre, me despedí mientras nos alejábamos unidos por un desconsuelo mutuo. Si mañana no es demasiado tarde y ya ha sido presa de las ratas, señora mía, es ley de vida. Las ratas también tienen bocas adorables que alimentar, estuve a punto de añadir, mordiéndome la lengua...
Decididamente, tengo que hacer todo lo posible por encontrar al prodigioso mago de Oz.
el mero hecho de que fuese necesario mostraba irónicamente su inutilidad.
62/ Modelo para a(r)mar
Ya no más qué. Esa es la cuestión que le corroe. Diferente, especial... palabras demasiado fáciles, siempre prestas a acudir en el auxilio de los embriagados por los peces de colores, palabras en préstamo hasta que son devueltas al cielo de las palabras, a cambio del dulce aguijón que todo lo iguala. Todo es distinto al comienzo, pero todos los finales comparten una misma ubicación, donde los recuerdos se hacen presentes, un suave limbo otoñal. Quemando los bordes de este verano que se adueña de nosotros. La primavera es cada vez más corta...
Qué se acaba cuando se acaba... Se acaban por supuesto las ramificaciones siempre abiertas de cada instante. Siempre parece haber tiempo (yes there're two paths you can go by, but in the long run, there's still time to change the road you're on...), hasta que se apresa como en un libro que se cierra. Acotadura, margen, abismo.
Qué es lo que se acaba. Inevitablemente, el tiempo compartido (el tiempo dedicado). Cierta sutil forma de posesión. La teoría dice que lo que debe hacerse es, por una parte, poner aire de por medio. Esa mujer no era para tí, estuviste aguantando una situación insotenible, mejor cirugía a tiempo que gangrena incontrolable. Tiempo de buscar consuelo, de volver a los amigos descuidados, de entregarse a cualquiér pasión o entretenimiento. Para no darse cuenta del tiempo que sobra, del tiempo que no queremos seguir dedicando, en las ausencias ahora doblemente ausentes. Pero incluso en la opción benevolente, donde se opta por una situación normalizada (seguimos siendo...), cualquier intento de mantener la compostura es un ejercicio de hipocresía. Seguir alimentando los tentáculos del grupo, frecuentando los mismos lugares, atendiendo a cada momento la lista de lo que puedes y lo que ya no puedes hacer (tocar un hombro, una cintura, dosificar los tonos, las distancias, las llamadas)... Las confidencias se estrechan en torno a la herida. Poco a poco, todo va siendo sustituido hasta que sólo la coraza queda en pie, un nombre viviseccionado del que se ha extraido todo fluido vital. El orgullo de animales de manada resulta herido en la nueva situación, lo que somos ahora cuando antes...
Hasta aquí llega la teoría, con la addenda de que el tiempo todo lo cura...
Pero puede irse a la mierda la teoría. Quédensela los que amen las casillas.
Yo sigo pensando que debe existir otra forma. Sobre todo cuando se cierra la grieta antes incluso de que hubiera terminado de comenzar a abrirse. Es absurdo marcarse límites.
Maldita memoria, malditas palabras, malditas cadenas.
Por más que el que te dije se empeñase en desligarse de las convenciones (aun a sabiendas de que no querer aceptar ninguna es precisamente una de las convenciones más convencionales), algo le dolía en el fondo del alma mientras se alejaba de la parada de autobús. En el fondo del alma. Si es que tiene. Todo lo que empieza se acaba, volverán las oscuras golondrinas... No se trata de eso. No. No es tan simple como agarrarse a una frase hecha, no es tan simple como acatar las palabras que inevitablemente se intercambian en estas ocasiones. Vivir una escena previsible, una escena que se repite en este momento en centenares o miles de lugares del globo. El mundo no existe en este momento. La burbuja se rompe, la sórdida realidad aflora. Hace a uno consciente, lo expulsa a la soledad. Es la convención lo que le irrita, lo exasperante de la irreversibilidad, de tener que recordar mañana que esto sucedió hoy, y que no hay nada que hacer. Fin, final, finito. Acabóse. Ya no más. Ya no más qué, no nos preguntemos el por qué ni el cómo, nadie va a rebobinar la cinta. Ya no más qué. El péndulo oscila manso en su mano, el mismo péndulo que ayer interrogaba -mentiroso, compasivo. Mañana recordaremos estas palabras como dichas, y nadie las va a desdecir. Mañana empieza otro ciclo, un ciclo distinto, poblado de una ausencia a la que nisiquiera se puede acompañar de odio o resentimiento.
Fue tan dulce.
Precisamente hoy la encontró distinta. Menos distante, más cálida cuando su mirada se cruzaba con la suya. Pensó que algo podía cambiar. Era sólo la calma que precede a la tormenta. Ya no siento lo que sentía, y entonces nada más que decir. Apenas las palabras debidas de consuelo que son de esperar en estos casos, no hay nada que hacer, la decisión está tomada. Inicio del duelo, las palabras se ahogan. Sólo se valora algo cuando se pierde, bla, bla. Miradas al tiempo que se cierra. Se abrazaron. Algún sollozo. Confirmados los temores, ya sólo podía mirarla. Mirar cómo subía en el autobús y, como siempre, se alejaba sin mirar atrás.
sí ganas, dijo ella: a causa del color del trigo. (...)
i fear that i am ordinary just like everyone
to lie here and die among the sorrows
adrift among the days
for everything i ever said
and everything i've ever done is gone and dead
as all things must surely have to end
and great loves will one day have to part
i know that i am meant for this world
my life has been extraordinary
blessed and cursed and won
time heals but i'm forever broken
by and by the way...
have you ever heard the words
i'm singing in these songs?
it's for the girl i've loved all along
can a taste of love be so wrong
as all things must surely have to end
and great loves will one day have to part
i know that i am meant for this world
and in my mind as i was floating
far above the clouds
some children laughed i'd fall for certain
for thinking that i'd last forever
but i knew exactly where i was
and i knew the meaning of it all
and i knew the distance to the sun
and i knew the echo that is love
and i knew the secrets in your spires
and i knew the emptiness of youth
and i knew the solitude of heart
and i knew the murmurs of the soul
and the world is drawn into your hands
and the world is etched upon your heart
and the world so hard to understand
is the world your can't live without
and i knew the silence of the world
Como siempre que la tristeza me invade, recurro a los Smashing Pumpkins. No la alivian, pero sientan muy bien con unas cuantas cervezas de más, esta luna que entra por la ventana y el cuarto infestado de tabaco. Mellon collie and the infinite sadness...
time is never time at all
you can never ever leave without leaving a piece of youth
and our lives are forever changed
we will never be the same
the more you change the less you feel
believe, believe in me, believe
that life can change, that you're not stuck in vain
we're not the same, we're different tonight
tonight, so bright
tonight
and you know you're never sure
but you're sure you could be right
if you held yourself up to the light
and the embers never fade in your city by the lake
the place where you were born
believe, believe in me, believe
in the resolute urgency of now
and if you believe there's not a chance tonight
tonight, so bright tonight
we'll crucify the insincere tonight
we'll make things right, we'll feel it all tonight
we'll find a way to offer up the night tonight
the indescribable moments of your life tonight
the impossible is possible tonight
believe in me as i believe in you, tonight