3 de Junio 2004

El hombre de hojalata (metáfora cruel)

hojalata.jpg
Esta noche, cuando llegaba a mi humilde morada después de un intenso día de zombificación (los días que vemos amanecer sin haber dormido son días extraños, días blandos, estridentes, de una plasticidad viscosa), una señora bien vestida, maquillada y con zapatos de tacón, me hizo señas para que la ayudara.

Me dirigí diligente hacia ella se le habrá pinchado una rueda, confundiéndola con una vecina del bloque. Conforme acortaba distancia y ella explicaba en qué consistiría mi ayuda, fui reconociendo lo desconocido de su cara y lo inverosímil de la situación.

Se había caído un guacharrillo del tejado. Aleteó, y se refugió bajo un escalón al mismo tiempo yo recordaba la escena: el pollo de gorrión caído que acogimos mi hermana y yo en casa, pese a las advertencias de los adultos de que sufriríamos, que no tenía salvación. Era fácil entonces: chico heroico rescata gorrión bajo un coche. Pero no. Traté de alimentarlo con miguitas de pan sopado en leche. Intentando huir de quien iba a recogerlo, el precoz y asustado aprendiz de plumífero trastabilleó hasta caer por el *suaridindolo* o algo asi, el qué, el suaridindolo, qué, suaridin..., ah, comprendí, boca de alcantarilla. Y claro, entonces la historia es que entre los dos más claramente, que yo me dejaría la espalda en vano levantaríamos la reja criaríamos al huérfano polluelo, hasta que estuviese recobrado. Pobre pájaro, que no puede salir al día siguiente me desperté temprano, antes de que amaneciera, y bajé al salón. Allí, junto a la chimenea, el guacharro no se movía. Miro a mi alrededor ecos de leyendas urbanas de cómplices y atracadores a plena luz del día, en el fondo quiere algo distinto pero no, despide candor y preocupación a la legua, finalmente me agacho y tiro no respiraba. La reja de la alcantarilla ni siquiera se mueve. Nada se agita entre la hojarasca las migas de pan lo habían ahogado.

Aquella mujer en sus treinta sufría verdaderamente. Cuando vio que no había nada qué hacer, reflexionó en voz alta, y a quién podríamos llamar para que vinieran a liberarlo, a los del ayuntamiento supongo, deben de tener una palanca para levantar la reja cuando se atasca, ay, sí, deberíamos llamar, tú vives aquí, sí, hay que llamarlos, pobre, no puede salir, qué penita, pero, añado, no creo que vengan por un pájaro, les podemos decir que se ha caído algo, sí, acepto, todavía perplejo.

Entonces, tú los llamas mañana por la mañana, ¿te acordarás?, Seguro, le dije, tranquilizándola. Aquella mujer no estaba loca lo pensé, simplemente era víctima de un grandísimo sentimiento de Amor Universal y una hipersensibilización debida a los Grandes Documentales ¿Cómo habría reaccionado si se hubiese encontrado un yonqui tendido en el asfalto?. Gracias, muchacho, de nada, vaya usted con Dios, señora, que mañana el pájaro volará libre, me despedí mientras nos alejábamos unidos por un desconsuelo mutuo. Si mañana no es demasiado tarde y ya ha sido presa de las ratas, señora mía, es ley de vida. Las ratas también tienen bocas adorables que alimentar, estuve a punto de añadir, mordiéndome la lengua...

Decididamente, tengo que hacer todo lo posible por encontrar al prodigioso mago de Oz.

Escrito por calamar a las 3 de Junio 2004 a las 11:50 PM
Comentarios

¿Crees que es suficiente le tiempo que llevas caminando por el Mundo de Oz?

Escrito por Magnolia a las 6 de Junio 2004 a las 01:09 AM

Si.
(but time / is never time enough...)

Escrito por calamar a las 6 de Junio 2004 a las 02:55 AM

¿Habrá llegado la hora de que descorras el telón?

No,no lo creo..

Escrito por Mägnolia a las 6 de Junio 2004 a las 03:16 AM

siempre la misma función / el mismo espectador
en el mismo teatro / en el que tantas veces actuó
(y perder la razón / en un juego tan real
tal vez fuera un error... )

Escrito por calamar a las 6 de Junio 2004 a las 03:32 AM
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