29 de Noviembre 2004

Alfileres entomológicos

La tarea de ablandar el ladrillo todos los días, la tarea de abrise paso en la masa pegajosa que se proclama mundo, cada mañana topar con el paralepípedo de nombre repugnante, con la satisfacción perruna de que todo esté en su sitio, la misma mujer al lado, los mismos zapatos, el mismo sabor de la misma pasta dentífrica, la misma tristeza de las casas de enfrente, del sucio tablero de ventanas de tiempo con su letrero «Hotel de Belgique».

Meter la cabeza como un toro desganado contra la masa transparente en cuyo centro tomamos café con leche y abrimos el diario para saber lo que ocurrió en cualquiera de los rincones del ladrillo de cristal. Negarse a que el acto delicado de girar el picaporte, ese acto por el cual todo podría transformarse, se cumpla con la fría eficacia de un reflejo cotidiano. Hasta luego, querida. Que te vaya bien.

Apretar una cucharita entre los dedos y sentir su latido de metal, su advertencia sospechosa. Cómo duele negar una cucharita, negar una puerta, negar todo lo que el hábito lame hasta darle suavidad satisfactoria. Tanto más simple aceptar la fácil solicitud de la cuchara, emplearla para remover el café.

Y no que esté mal si las cosas nos encuentran otra vez cada día y son las mismas. Que a nuestro lado haya la misma mujer, el mismo reloj, y que la novela abierta sobre la mesa eche a andar otra vez en la bicicleta de nuestros anteojos, ¿por qué estaría mal? Pero como un toro triste hay que agachar la cabeza, del centro del ladrillo de cristal empujar hacia afuera, hacia lo otro tan cerca de nosotros, inasible como el picador tan cerca del toro. Castigarse los ojos mirando eso que anda por el cielo y acepta taimadamente su nombre de nube, su réplica catalogada en la memoria. No creas que el teléfono va a darte los numeros que buscas. ¿Por qué te los daría? Solamente vendrá lo que tienes preparado y resuelto, el triste reflejo de tu esperanza, ese mono que se rasca sobre una mesa y tiembla de frío. Rómpele la cabeza a ese mono, corre desde el centro de la pared y ábrete paso. ¡Oh, cómo cantan en el piso de arriba! Hay un piso de arriba en esta casa, con otras gentes. Hay un piso de arriba donde vive gente que no sospecha su piso de abajo, y estamos todos en el ladrillo de cristal. Y si de pronto una polilla se para al borde de un lápiz y late como un fuego ceniciento, mírala, yo la estoy mirando, estoy palpando su corazón pequeñísimo, y la oigo, esa polilla resuena en la pasta de cristal congelado, no todo está perdido. Cuando abra la puerta y me asome a la escalera, sabré que abajo empieza la calle; no el molde ya aceptado, no las casas ya sabidas, no el hotel de enfrente; la calle, la viva floresta donde cada instante puede arrojarse sobre mí como una magnolia, donde las caras van a nacer cuando las mire, cuando avance un poco más, cuando con los codos y las pestañas y las uñas me rompa minuciosamente contra la pasta del ladrillo de cristal, y juegue mi vida mientras avanzo paso a paso para ir a comprar el diario a la esquina

Julio Cortázar: Manual de instrucciones

Escrito por calamar a las 29 de Noviembre 2004 a las 03:18 PM
Comentarios

..Y un día decides ahorcarte con el cabito azul que sobresale de la madeja en medio de la sección de lacteos del supermercado,mientras los yogures te miran pasmados y la mozzarella escupe toda su indiferencia sobre ti..

Escrito por RoundMidnight a las 8 de Diciembre 2004 a las 12:01 AM

Es una muy respetada respuesta al frio invernal de las ideas tropicales. Recibe mi saludo y por supuesto, la maraña de imagenes bajo la cual dlucidamos
saludos...

S.S.S.

Escrito por Newton a las 11 de Diciembre 2004 a las 06:32 PM

...que somos sino meras marionetas de un teatro cosmico? Pero no querria el polichinela librarse con todas sus fuerzas del papel que la historia del teatro le ha adjudicado? Una manera es contemplar cada dia las cosas con unos ojos nuevos (no hay ke tomarselo literalmente, sino literariamente). En eso los eternos viajeros tenemos ventaja, exploradores de sendas trilladas millones de veces por pies igual de importantes (para ellos) como los tuyos.

Escrito por elcorintio a las 26 de Enero 2005 a las 07:02 PM
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