La entropía me rodea por todos lados. Intento luchar contra el orden, y contra el desorden. Vivir en la frontera. Los discos se acumulan, los montones de papeles crecen. Entro en letargo. Intento escribir pero me rompo de bruces contra la hoja en blanco. No hay nada. Un remanso. Intento comunicarme con personas distantes, pero no se que decirles. Intento agradar a las personas cercanas, pero las contamino de mi desidia. Miro la mesa y parece imposible mantener los miles de papeles, de recortes, de tazas vacías a raya. A veces se rompe el ciclo y comienza (aunque nunca se sabe si por mucho tiempo, nunca se sabe si a costa de una mayor recaída) una temporada de actividad frenética. Limpiar el polvo, delimitar rincones donde poder sembrar cierto orden. Imponerse cierta disciplina. Se siente uno bien al despertar de la hibernación. El tiempo fluye con otro sabor...
¿Se gana algo en todo esto?... Vivir en la frontera. No caer en un agujero negro. Seguir en el hilo. Para qué. La batalla está perdida desde el principio... Estamos sometidos a leyes inmutables... (O no?)
Mi situación es similar, pero imagina cuánto desearías esas 'permutaciones' o 'conmutaciones' entre frenetismo desenfrenado o pausada hibernación. Imagina cuán las desearías si no las tuvieras. Imagina que todavía tuvieses dependencias y prohibiciones, incluso limitaciones absurdas. Entonces lo verás/verías.
Pues algunos vivimos así.
Hamarzausen (Reflexiones de pirados blog)
Escrito por Hamarzausen a las 18 de Mayo 2004 a las 10:31 PM