Cuando yo era un niño,
mi madre me decía que no mirara directamente al sol.
Entonces una vez, cuando tenía seis años, lo hice.
Los médicos no sabían si, alguna vez, mis ojos sanarían.
Estaba aterrado.
Solo en aquella oscuridad.
Lentamente,
la luz del día penetró a través de las vendas
y yo pude ver.
Pero algo había cambiado dentro de mi.
Esta bien,... 73 dividido por 22?
3,318... 18... 18...
Y esa es la verdad de nuestro mundo, Max.
No puede ser fácilmente resumido con la matemática.
No existe un patrón simple.
Pero cuando el juego avanza, las posibilidades disminuyen.
El tablero adquiere un orden. Pronto, cada movimiento es previsible.
¿Entonces?
Entonces, tal vez hora no seamos conscientes de él.
Hay un patron, un orden subyacente en cada partida de Go.
Tal vez ese patron se parezca al del mercado accionario.
El Torah. Este número de 216 dígitos...
- Esto es una locura....
- Tal vez sea genialidad. Debo tener ese número.
- ¡Espere! Esto lo está perdiendo. Tiene que desacelerar. Escucharse a si mismo.
Está asociando el bug de mi computadora con uno que usted
pudo haber cometido y un poco de fanfarria religiosa.
Si quiere el número 216, podrá encontrarlo en cualquier parte.
216 pasos desde la esquina a su puerta...
216 segundos que pierde en el elevador...
Cuando su mente se vuelve obsesiva
usted filtra lo demás, y encuentra esa cosa en todos lados.
320, 450, 22, cualquier cosa.