Y si realmente toda esta especie de obsesión circundante cristalizara, y si tuviera un sentido, no un sentido último que nos permitiera dejar de buscar sino un sentido de presagio, de tenue aviso, de melodía prefigurada que permite reconocer vagamente algo que por lo demás nunca antes hemos escuchado.
A todo esto, vuelve a sonar este disco (siempre es este algo atándome a la tierra), como si pasado mañana fuera a ponerme la mochila para no dejar de subir hasta que el mundo abajo sea más pequeño que un hormiguero. Que cuente el tiempo en otro contador. Claro que luego habrá que volver a bajar, pero bueno, que sea otro el que baje por mí. Amén.
Escrito por calamar a las 4 de Abril 2005 a las 09:40 PM