9 de Febrero 2005

(litera)tura infantil

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Hace un rato, después de poner la mesa y mientras se enfriaba la comida, me disponía a sentarme un rato en el salón; he tomado la costumbre de escuchar música mientras miro los informativos sin voz, mientras me voy inventando otras historias sobre las mismas imágenes, que para el caso viene a dar lo mismo y por lo menos se alegra uno un poco frente al circo mediático. Esta vez tomé de la estantería los "Cuadros de una Exposición", de Mussorgsky, que por cierto todo el mundo conoce sin saberlo. La cosa curiosa que hasta aquí me trae es que, distraídamente, mis ojos se posaron sobre la segunda fila de la estantería. Tomé un libro mío que podía llevar tranquilamente algunos lustros sin mirar.

Y me quedé un poco helado. Así que ahí estaba todo, en mi subconsciente, runruneando taimadamente, agazapándose... El libro en cuestión es un libro sin letras, son unos dibujos muy majos llenos de rincones por los que perderse. Se llama "Miremos el Campo", y hojeándolo (no se crean, tiene cinco páginas dobles, apenas un día que pasa volando) oscilaba entre la tierna nostalgia y la más airada de las rabias ante las subliminales informaciones, búsqueda frenética de valores y antivalores en una precariamente compensada interacción, pensando "así que las mujeres hacen todo el trabajo sucio y el hombre, me gustan esos pantalones, con su sombrero en el tractor", pensando "ah, muy bien, así que de esto se trataba, de meter ideas en la tierna psique de los críos, para que luego se peguen de bruces al salir al mundo real y descubrir que no hay tal puerta de retorno, y anhelen algo que nunca vivieron"... y cosas por el estilo, ya se imaginan.

Incluso estaba ya ahí el espantapájaros, profético modelo de conducta:
espantapajaros.JPG
Pero bueno. El detalle verdaderamente revelador, viviendo en el día que vivo, aparece en la contraportada (además del sutil detalle de que catalanes tenían que ser, los ilustradores). Ahí explican de forma somera el objetivo de la colección, y descubro que mi libro es sólo el primero de la colección. Y, súbitamente, fui iluminado. Los títulos de los demás libros que no llegué a leer lo dicen todo, sin necesidad de tanta parafernalia:

1. Miremos el campo.
2. Miremos la casa.
3. Miremos la ciudad.
4. Miremos las tiendas.
5. El fin de semana.
6. Adónde voy.

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Escrito por calamar a las 9 de Febrero 2005 a las 04:56 PM
Comentarios

Cunado te reencuentres con Otto verás... cuantas veces he deseado ser como el... ains...

Escrito por a las 11 de Febrero 2005 a las 11:31 AM

odio ver que todo los modelos ya han sido recreados y llevados infinitas veces a la practica.

Escrito por Sr. Nylson a las 12 de Febrero 2005 a las 03:19 PM

si, pero son eso... modelos...

Escrito por calamar a las 12 de Febrero 2005 a las 08:04 PM

Y "El Principito"? Cual es el singinficado de esa obra universal? Hay que profundizar en la psique de los autores para entender la de sus creaciones.

Escrito por elcorintio a las 13 de Febrero 2005 a las 06:31 PM

si os gustó el principito, echadle un ojo a la ciudadela...

Escrito por calamar a las 13 de Febrero 2005 a las 08:59 PM

Sí que resultan reveladores, miremos, miremos, miremos, miremos, vivamos el fin de semana y leamos hacia donde vamos!!!!!!

Escrito por k a las 14 de Febrero 2005 a las 04:41 PM
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